ARISTÓTELES
Para Aristóteles lo verdaderamente real es la sustancia
primera, ser concreto e individualizado. La sustancia primera está compuesta de
forma, organizadora de la materia y esencia de la sustancia, y materia, el
soporte sobre el que actúa la forma. Esta teoría es el Hilemorfismo. Las
sustancias son mutables. Aristóteles explica el cambio natural como la búsqueda
de la perfección individual de cada sustancia. Para ello, las sustancias deben
intentar emular a un ser que sea acto perfecto, acto puro, sin potencia Un ser
inmaterial que sea forma sin materia. Ese elemento es lo que Aristóteles considera
un Dios. Para Aristóteles, la actividad más elevada es el pensamiento. Dios es
pensamiento de su propio pensamiento ya que el objeto de pensamiento de un ser
perfecto debe ser algo perfecto, por lo que resulta un ser inmóvil. Como se ha
explicado anteriormente, Dios es el motivo que estimula el cambio en las demás
sustancias, es el primer motor y mueve como causa final. Aristóteles explica el cambio mediante los
términos acto-potencia. La potencia es la capacidad que tiene una sustancia de convertirse
o cambiar en otra sustancia en acto. La explicación del cambio exige cuatro
causas: material, formal, eficiente y final.
El universo es finito en el espacio pero eterno en el tiempo. El universo
está dividido en estas dos grandes regiones, mundo sublunar y supralunar. En el
mundo sublunar solo existen las cuatro sustancias de Empédocles: agua, tierra,
fuego y aire, y movimientos rectilíneos. En cambio, en el mundo supralunar las
sustancias están compuestas de éter y los movimientos son circulares, eternos y
perfectamente regulares. El mundo supralunar envuelve al mundo sublunar y sus
movimientos alteran al mundo sublunar mezclando los elementos. La cuestión es
cuál es el origen del movimiento del mundo supralunar. Aristóteles, al rechazar
que haya una cadena infinita de motores, afirma que la causa del movimiento del
mundo supralunar es un Primer Motor Inmóvil, Dios, con las características
explicadas anteriormente.
Siguiendo la teoría del Hilemorfismo, como todas las
sustancias, el ser humano también está compuesto de materia y forma, que se
corresponden con el cuerpo y el alma. El cuerpo y el alma son una unidad
complementaria que no puede ser dividida. El ser humano tiene un alma con
función racional, apetitiva y vegetativa. La explicación del alma está basada
en la biología, el estudio de los seres vivos que los clasifica en tres reinos.
En el nivel inferior estarían las plantas, a las que correspondería el alma
vegetativa, con funciones como la nutrición y reproducción. En el segundo nivel
estarían los animales que tendrían un alma con función vegetativa y apetitiva.
La función apetitiva les permite funciones como la relación con el medio, el
apetito y el movimiento. En el nivel superior se encontraría el ser humano con
un alma con las tres funciones. El alma racional proporciona capacidad de
razonar, pensar y comunicación. La función específica del alma racional es el
conocimiento. Por lo que para Aristóteles el alma racional es principio vital y
de conocimiento.
Aristóteles explica la obtención del conocimiento intelectual a partir del
conocimiento sensible mediante el proceso de abstracción. Se parte de la
experiencia y de un proceso inductivo. Se inicia, pues, con la
captación de una sustancia mediante los sentidos externos. Los sentidos
internos fijan la información mediante la memoria, la unifican mediante el
sentido común, la valoran con la estimativa y se crea un fantasma, imagen
esquemática de lo que conocemos, mediante la imaginación o fantasía. Sobre el
fantasma actúa el intelecto agente que abstrae la forma de la sustancia para
formar el concepto de su esencia. El intelecto paciente es la mera posibilidad
de conocer que se actualiza con la activación del intelecto agente. Los
conceptos funcionan en juicios que se organizan en razonamientos que son los
que los convierten el conocimiento intelectual en ciencia gracias al trabajo
demostrativo de la razón.
Como se acaba de ver, Aristóteles defiende una doble
tesis: que el origen de todo el conocimiento es la experiencia, lo que hace de
él un empirista; y que el verdadero conocimiento es la ciencia producto de la
razón, lo que a la vez lo identifica como racionalista. Como instrumento necesario para la
construcción de la ciencia, Aristóteles desarrolla la lógica que estudia las leyes
del razonamiento. Introduce el silogismo como el razonamiento deductivo propio
de la ciencia. Aristóteles distingue
tres tipos de ciencias: teóricas, prácticas y productivas. Las ciencias teóricas
son en las que cabe la demonstración estricta y tratan de lo universal y
necesario, por ejemplo: la física. Las ciencias prácticas tienen como objeto
una acción cuyo resultado recae sobre el propio sujeto: ética y teoría política.
Las ciencias productivas estudian acciones en las que el efecto es externo al
sujeto y producen un objeto, arquitectura, p. ej.
Como hemos visto todas las sustancias buscan su perfección individual. El
ser humano es poseedor de un alma con las tres funciones: racional, apetitiva y
vegetativa. La función racional nos proporciona conocimiento racional y
ciencia. La ciencia, como se ha visto, se divide en tres tipos: teórica,
práctica y productiva. La razón teórica tiene como virtud la sabiduría. La
sabiduría es el fin último del ser humano puesto que solo se puede adquirir a
partir del alma racional y es la plena realización de su esencia. El
conocimiento se corresponde con la felicidad puesto que la ética aristotélica
es eudemonista. Su ética también es teleológica, ya que juzgamos la bondad o maldad
de una acción por sus consecuencias. Un punto central de la ética aristotélica
es su estudio de la virtud. La virtud es hacer del mejor modo aquello que
debemos hacer. Una acción es buena cuando es un medio para alcanzar la
felicidad.
La virtud de la razón práctica es la prudencia. Gracias a
la prudencia podemos tener control sobre las funciones apetitivas del alma
mediante el uso de la razón. Este control consiste en deliberar y decidir
excelentemente. La prudencia es el origen de las virtudes éticas o morales, de
la excelencia en nuestra conducta. Las virtudes éticas tienen que ser un hábito
que se sitúe en el término medio personal sin que sea un vicio por exceso o
defecto.
El ser humano, debido también a la función racional del alma, tiene la
capacidad de comunicación lo que le convierte en el ser más social por su
capacidad intelectiva y de expresar sentimientos. Aristóteles define al ser
humano como un ser social y la polis como la sociedad perfecta donde
autorrealizarse para alcanzar su fin, la felicidad.
La polis solamente aparece después de una evolución a partir de formas
sociales más primitivas, como la familia y las tribus. La constitución de la
polis demuestra que el ser humano es un animal político, porque sólo en ella
puede alcanzar su fin último, solo en ella puede ser feliz. El fin de la polis
es hacer posible este bien supremo de los hombres. Por lo que considera injusto
todo Estado que se olvide de la felicidad de los ciudadanos y sólo vele por
intereses particulares. Toda forma de gobierno que ejerza el poder para el bien
de la polis es correcta, pudiendo ser una monarquía, una aristocracia o una
politeia. La corrupción originaría una tiranía, una oligarquía o una demagogia.
La polis ideal para facilitar su gobierno tendría que seguir unos parámetros en
cuanto a dimensión, población y división de la sociedad, quedando a cargo de
los ciudadanos las tareas de gobierno, guerra y culto a los dioses. Los límites
de su teoría política son los límites a los que está sometido su pensamiento
por las ideas machistas y esclavistas de su época.
(Sería conveniente hacer una referencia al lugar de la polis en la
evolución de los tipos de sociedad y su lugar en el orden de su necesidad para
el ser humano (el tema de su justificación o fundamentación).
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