En la Comedia Nueva Leandro Fernández de
Moratín se opone frontalmente al barroco y al teatro de magia con complicados
enredos y excesivo uso de tramoya que todavía primaba en su época. Moratín defiende
la línea neoclásica. La comedia nueva condena la grandiosidad e
inverosimilitud de los dramas que se representaban a finales del siglo XVIII,
al tiempo que propone un modelo alternativo siguiendo pautas del neoclasicismo,
retornando a respetar las tres unidades aristotélicas de acción, tiempo y
lugar, incorporando una función didáctica y moral al texto. Es una obra escrita
en prosa, algo excepcional en esta época.
En La comedia nueva, Moratín sigue las
pautas para escribir teatro que da el personaje don Antonio siguiendo una línea
neoclásica: tres unidades y tono didáctico. La acción se desarrolla en un café
cercano al teatro. La acción dura poco más de 3 horas. La obra tiene pocos
personajes y solo trata la acción principal y sencilla: el estreno de la obra
barroca El gran circo de Viena escrita por Eleuterio. Los dos personajes
racionalistas, que juntos supondrían la visión de Moratín, el moderado y
siempre irónico don Antonio, y el más riguroso, don Pedro, charlan con el
camarero, Hermógenes, Eleuterio y familiares del último comentando la mala
situación del teatro y criticando la total falta de ingenio de unos fragmentos que
leen de la comedia que se va a estrenar. Don Pedro cree que el autor debe
dedicarse a otra cosa.
La comedia nueva ofrece una reflexión de Moratín sobre su propia
época, mostrando una gran preocupación por los vicios nacionales, denunciando
tipos nefastos y adoptando en todo momento un claro tono didáctico. Hubo autores
como Luciano Comella, que se sintió aludido como blanco de esta sátira e intentó
censurarla sin éxito. La obra logró perdurar al ser considerada como un modelo
que contiene pautas para el desarrollo de buena parte del teatro posterior.
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